El planteamiento de los objetivos nos va a permitir:

– Determinar los métodos y medios a utilizar para conseguirlos.

– Establecer un rasero con el cual poder evaluar el resultado.

– Saber cuando lo hemos alcanzado.

Los objetivos deben cumplir una serie de requisitos:

Han de ser concretos, operativos y claros.

Deben ser mensurables y cuantificables.

Deben ser realistas y alcanzables.

Se deben establecer objetivos globales y generales para el programa en su conjunto, y objetivos específicos para cada una de las etapas del mismo.

Deben expresarse en términos de desarrollo de destrezas y conocimientos.

Al formular los objetivos, lo que hacemos es describir lo que el alumno podrá hacer después del curso y fijarlos en términos de comportamientos. Sin embargo, una simple descripción de la conducta final no es suficiente para servir de base al diseño de un proceso formativo, sino que es necesario especificar además la precisión y las condiciones bajo las que se espera que se realice esa conducta final. Debemos considerar por lo tanto, estos elementos: la conducta final, los niveles y las condiciones.

La conducta final. Deben ser conductas concretas y operativas y su realización por parte del alumno permitirnos observar el aprendizaje con el fin de valorarlo.

Los niveles. Debemos establecer niveles de ejecución, para que los objetivos se puedan medir o cuantificar. Los niveles de ejecución generalmente hacen referencia a:

Criterio cuantitativo: cantidad de trabajo.

Criterio cualitativo: calidad de trabajo realizado.

Criterio temporal: tiempo invertido en realizar una cantidad de trabajo con una calidad determinada.

En muchos casos no se necesita especificar los tres aspectos para evaluar un objetivo.

Las condiciones. Finalmente, al formular un objetivo se describen las condiciones bajo las cuales se espera la ejecución del alumno.

Tanto el objetivo como las condiciones deben ser realistas.

Establecer los objetivos de la acción formativa nos permite:

Determinar los métodos y medios a utilizar para conseguirlos.

Poseer un rasero con el cual poder evaluar el resultado del programa.

Saber cuando los hemos alcanzado.